Te explicamos qué debes hacer si quieres garantizar un acabado más duradero a cualquier fachada.

Las fachadas de los edificios suelen ser las que se llevan la peor parte del conjunto. Tienen que aguantar las inclemencias del tiempo, la continua exposición a los agentes del exterior y, además, aguantar todo el tiempo posible con el mejor acabado para no deslucir el conjunto.

Para conseguir que aguanten más tiempo conservando todas sus características y sus acabados, es totalmente importante saber cómo pintar e impermeabilizar esta parte de cualquier edificio. Los profesionales con más experiencia en el sector del ladrillo y la pintura lo saben; no obstante, no todos están al tanto de los elementos y los procedimientos necesarios para conseguir los mejores resultados.

Lo primero que cualquier experto debe saber es que el material a utilizar para impermeabilizar bien un muro depende del tipo de superficie a tratar. Si se va a trabajar sobre ladrillo, lo mejor es recurrir a los selladores; si son muros de piedra, hay que utilizar algo que repela el agua; si es cemento visto, lo mejor es un recubrimiento impermeable; incluso, para paredes exteriores en zonas lluviosas, se recomienda usar pinturas plásticas.

La pintura satinada impermeable se puede utilizar en la mayoría de ocasiones, siempre y cuando se haya revisado toda la pared y se haya homogeneizado para garantizar que la superficie no presenta anomalías ni superficies irregulares. Es imprescindible comprobar que la pared está en perfecto estado, ya que nunca se debe aplicar la impermeabilización directamente sobre una fachada estropeada.

Si usas una buena pintura de este tipo, 100% acrílica, puedes tener la tranquilidad de conseguir que la pared exterior mantenga su color y evite la penetración de agua durante al menos 10 años, incluso en las zonas donde el tiempo sea más duro y haya muchas lluvias y cambios de temperaturas. Los productos de calidad en este sentido funcionan sobre cualquier superficie, sea ladrillo, piedra, cemento o incluso pintura.

Usando este producto puedes ahorrarte muchas complicaciones, aunque, evidentemente, tendrás que contar con el equipo necesario para poder usarlo sin problemas. Desde rodillos hasta brochas, pasando por andamios y escaleras, además de algo que te proteja o arneses en caso de paredes elevadas. Todo esto hace falta para poder no solo impermeabilizar, sino también pintar una fachada.

No debes olvidar en ningún momento que este punto debe ser lo último que se haga, y que antes hay que comprobar que la pared está en perfecto estado, arreglando cualquier posible irregularidad o problema que haya. De lo contrario, la pintura no podrá aplicarse debidamente y no conseguirá el efecto deseado.