Ser dueño de un local y querer obtener beneficio de él poniéndolo en alquiler es algo que, por desgracia, hay que pensarse mucho, y más si este necesita algunos -o muchos- arreglos. Hacer una reforma para alquilar un local es un importante paso que hay que dar pensándoselo bien y queremos hablarte un poco sobre ello.
Reforma tu local y ponlo en alquiler
Existen muchos puntos a favor y en contra sobre si reformar tu local y ponerlo en alquiler o no hacerlo. Legalmente no es necesario, si bien, ya sabemos que todo nos entra por los ojos, por lo que siempre debemos mostrar algo jugoso que los futuros arrendatarios no quieran dejar pasar.
Lo habitual es no realizar una reforma integral. Veamos por qué.
La reforma no se adapta a las necesidades del arrendatario
Tú puedes tener una idea deslumbrante sobre el negocio que encajaría a la perfección en el local, si bien, es más que probable que las personas que se interesen en él quieran montar algo completamente diferente.
Por un lado habrás invertido muchísimo dinero y por otro estás limitando, y mucho, el número de personas interesadas en esta propiedad.
No quieres hacer una gran inversión porque no confías en el buen uso que se le vaya a dar al local
Otro punto que se ve cada vez más es el hecho de que los clientes que vienen a vernos no quieren gastar demasiado por miedo a que la persona con la que cierren un trato cause destrozos en las instalaciones o directamente no pague.
Y es que alquilar una propiedad, local o residencial, tiene este tipo de riesgos. La ley cambia continuamente y no sabes a quién va a beneficiar en caso de que te encuentres en una situación de este tipo. Así, la mejor opción es no tener miedo y recurrir a asesores especializados en locales en alquiler que protejan a los propietarios y os den las garantías que merecéis. Si no, nunca darás el paso y posiblemente te quedes con el local vacío, sin obtener beneficio alguno y con los gastos propios de tener una propiedad a tu nombre.
Nuestro consejo
Nuestro consejo es, a no ser que lo tengas muy claro, hacer una reforma pequeña que no suponga un gran gasto y se pueda recuperar fácilmente, dando, a la vez, la oportunidad a tu futuro arrendatario de poder montar el negocio que prefiera, de acuerdo a la normativa legal, claro.
Obviamente las condiciones de las instalaciones de electricidad y agua deben encontrarse en buen estado; esto no es algo a lo que el arrendatario pueda meter mano en un momentito. Este punto no es negociable.
Por otro lado, es necesario darle un buen lavado de cara al local. Si las paredes tienen desperfectos habrá que alisarlas y, por supuesto, pintarlas. Para el suelo lo ideal es poner uno de tarima; es fácil y rápido de instalar y da muy buena impresión. Si algún sanitario se encuentra en mal estado habrá que cambiarlo por uno nuevo y, por supuesto, los baños deben adecuarse a la normativa. Las ventanas sólo aconsejamos cambiarlas si están en mal estado, aunque realmente no es un gasto importante por lo que si crees que ha llegado el momento, ¡hazlo! No es algo que tengas que reparar algo tras año.
Como ves, hacer una reforma para alquilar un local no es una idea descabellada, lo importante es estar seguro de tu inversión y, por supuesto, saber dejarlo en manos de los mejores profesionales.
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